DON PITAS PAYAS ** Reyes Maraver ** Artículo  

Publicado por: Pandora

Son muchas las ocasiones en que solemos manifestar un cierto rechazo hacia lo que consideramos antiguo, obsoleto, o hacia aquello que se nos presentó en un momento inadecuado, cuando otros intereses ocupaban nuestra atención. Suele ocurrir a menudo con el cine o con la literatura; no nos interesa lo que queda alejado en el tiempo, lo que suena a desgastado y a viejo, porque pensamos que nada tiene que ver con nosotros o porque no se ha dado la ocasión para poder darle esa oportunidad. Buscamos siempre títulos nuevos, producciones actuales, rostros conocidos y frescos… Sin embargo, existen verdaderos tesoros que, por una u otra razón, quedan relegados a un segundo plano, a pesar de que pueden resultarnos muy útiles para nuestra vida cotidiana. Este es el caso de la Fábula del pintor Pitas Payas, historia divertida en la que se nos ofrece unos consejos nada desfasados para no descuidar a nuestra pareja y conseguir así el éxito en el amor.

Esta fábula pertenece al Libro de Buen Amor, compuesto por Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, en la primera mitad del siglo XIV. Son muy pocos los datos que existen sobre el autor de la obra, aunque de la lectura de la misma se desprende que debió de ser un hombre muy culto. Su obra forma parte del “Mester de clerecía” (“oficio de clérigos”), actividad literaria vigente en Castilla desde comienzos del siglo XIII hasta finales del XIV, que se expresa en cuaderna vía, estrofa de cuatro versos de catorce sílabas con rima consonante (AAAA). Los autores cultivadores de esta estrofa, la mayoría clérigos, son cultos, conocen el latín a la perfección y tienen una formación superior a la de la mayoría de la población medieval, analfabeta casi en su totalidad. Por este motivo escriben con una clara intención didáctica: quieren compartir con el pueblo el saber atesorado en las bibliotecas monacales, empleando para ello la lengua romance en lugar del latín, en ese momento la lengua de la cultura por excelencia. Aunque este didactismo es una tendencia propia de toda la literatura medieval, cabe destacar que, en el caso de Juan Ruiz, está inseparablemente asociado al humor en sus múltiples facetas (ironía, parodia, burla, etc).

El Libro de Buen Amor es un inmenso puzle lleno de genialidades y aciertos. El hilo argumental lo constituyen las catorce experiencias amorosas, en su mayoría infructuosas, del protagonista. Estas aventuras se ven a menudo interrumpidas por digresiones, ejemplos, comparaciones… que rompen el ritmo, pero que hacen esta obra irrepetible y genial.

Uno de los episodios es la larga disputa que mantiene en sueños el protagonista con don Amor, y es precisamente en la respuesta de don Amor, clara muestra del arte de amar basado en la obra de Ovidio, donde encontramos la Fábula del pintor Pitas Payas, utilizada ( junto con otras) por este personaje alegórico para reforzar su capacidad persuasoria.

Advierte el Amor al protagonista que tenga cuidado y que no caiga en el error del pintor Pitas Payas quien, recién casado, se alejó de su joven esposa durante dos años para hacer un largo viaje. De lo que se encontró el pintor cuando volvió no voy a hablar, prefiero que lo lean ustedes mismos. Les recomiendo que lo hagan en voz alta, sintiendo la sonoridad de los versos alejandrinos. No olviden hacer una pausa tras la séptima sílaba. En cuanto a las mujeres, hagamos una lectura actual, tomemos también los consejos del Arcipreste y no abandonemos al azar algo tan importante como el amor. Espero que lo disfruten.


El hombre ha de ser asiduo con la mujer.
Fábula del pintor Pitas Payas

No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
no quieren en su casa pasar días de fiesta,
no quieren el olvido; cosa probada y cierta.

Es cosa bien segura: molino andando gana,
huerta mejor labrada da la mejor manzana,
mujer muy requerida anda siempre lozana;
con estas tres verdades no obrarás cosa vana.

Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
casó con mujer joven que amaba la compaña.

Antes del mes cumplido dijo él: - Señora mía,
a Flandes volo ir, regalos portaría.
Dijo ella: - Monseñer, escoged vos el día,
Mas no olvidéis la casa ni la persona mía.

Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
Para que ella os impida hacer cualquier locura.
Dijo ella: - Monseñer, haced vuestra mesura.

Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
Cada mes a la dama parece un año entero.

Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
había con su esposo, hecho poca morada;
su amigo tomó y estuvo acompañada,
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.

Cuando supo la dama que venía el pintor,
muy de prisa llamó a su nuevo amador;
dijo que le pintase, cual supiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor.

Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
Que ya don Pitas Payas llegaría ligero.

Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
Cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
La señal que pintara no ha echado en olvido.

Dijo don Pitas Payas: - Madona, perdonad,
mostradme la figura y tengamos solaz.
- Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad,
todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.

Miró don Pitas Payas el sabido lugar
y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
- ¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
que yo pinté corder y encuentro este manjar?

Como en estas razones es siempre la muger
sutil y mal sabida, dijo: - ¿Qué, monseñer?
¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
Si no tardaseis tanto, aún sería corder.

Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza.
No seas Pitas Payas, para otro, no se cueza;
incita a la mujer con gran delicadeza
y si promete al fin, guárdate de tibieza.

Alza Pedro la liebre, la saca del cubil,
mas, si no la persigue, es un cazador vil.
Otro Pedro la sigue, la corre más sutil
y la toma: esto pasa a cazadores mil.

Medita la mujer: - Otro Pedro es aqueste,
más apuesto y osado, mejor amante es éste;.
comparado con él no vale el otro un feste,,
con el nuevo iré yo, ¡Dios ayuda me preste!


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3 comentarios

Anónimo  

Si yo hubiera tenido una profesora que me hubiese explicado las cosas como sale en este artículo seguro:
- Seguro me hubiese gustado más la materia.
- Hubiese aprendido algo y no hubiese perdido el tiempo tan inútilmente.

Lola Bautista

7 de marzo de 2010, 14:44
Anónimo  

Muy inutilmente, por cierto querido anónimo, ya que ha firmado el escrito, has perdido el anonimato.

Respecto a cuento muy irónico.

12 de marzo de 2010, 12:55
Anónimo  

No considero que el texto sea irónico, ya que la ironía consiste en expresar lo contrario de lo que se pretende con el fin de reforzar el contenido. Aquí se utiliza un tono jocoso y divertido para llegar mejor al pueblo y así "enseñar deleitando" (docere delectare).

14 de marzo de 2010, 19:58

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